EHIME Imabari y alrededores Una ciudad ciclista con encanto retro

Dar una vuelta en bici mientras se contemplan las centelleantes aguas azules del mar interior de Seto y la zona de Imabari es uina actividad obligada tanto para los ciclistas expertos como para aquellos que solo se suben la bicicleta de vez en cuando. En la ciudad hay diferentes fábricas y lugares históricos en los que podrás conocer la cultura de la región de primera mano.

Te resultará muy fácil llegar a Imabari desde cualquier punto de Ehime . Los más aventureros pueden llegar en bicicleta en un día desde la prefectura de Hiroshima .

Desde el aeropuerto de Haneda, en Tokio, toma un vuelo a Ehime. El trayecto dura, aproximadamente, 1 hora. Desde Matsuyama , toma la línea rápida limitada Ishizuchi de Yosan y llegarás a Imabari en tan solo unas paradas. El trayecto dura unos 40 minutos.

Si vas en tren desde Honshu, la isla principal, sube al tren bala Sanyo hacia Okayama. Haz transbordo y toma el Shiokaze rápido limitado, que te llevará hasta Imabari en aproximadamente 2 horas y 30 minutos. Si quieres recorrer en bicicleta la ruta Shimanami Kaido , reserva un día para el trayecto desde la ciudad de Onomichi, en la prefectura de Hiroshima, hasta Imabari.

En Imabari se encuentra Shimanami Kaido , una ruta formada por un conjunto de nueve puentes que recorre las islas del mar interior de Seto hasta la prefectura de Hiroshima. En esta ruta ciclista de 60 kilómetros podrás admirar los paisajes idílicos de las montañas salpicadas de pinos y naranjos mikan, y los remolinos hipnóticos del estrecho de Kurushima. Puedes recorrer toda la Shimanami Kaido o completar una de las muchas rutas de las islas.

Oshima, Hakata y Omishima —pertenecientes a la prefectura de Ehime— son las tres primeras islas de la ruta Shimanami Kaido . También puedes llegar a cada una de las islas en autobús o en barco. En ellas encontrarás numerosas rutas de senderismo, podrás degustar el helado tradicional local y tendrás la oportunidad de visitar un sinfín de rincones únicos.

En Oshima, visita la rosaleda de Yoshiumi antes de entrar en el Museo Murakami Kaizoku, dedicado a la fascinante historia de los Murakami Kaizoku (navegantes) de la región. También puedes vivir una experiencia única y surcar las corrientes marinas más rápidas de Japón en una travesía en barco junto al museo.

En la isla de Omishima se encuentra el santuario Oyamazumi-jinja, uno de los más antiguos del oeste de Japón. Visita los museos de Omishima. En uno de ellos, el Museo de Tesoros Nacionales, podrás admirar la mayor colección de armaduras y espadas samurái de todo Japón.

El Museo de Arte de Omishima dispone de una enorme colección de cuadros de estilo nihonga. Si prefieres el arte contemporáneo, te encantarán los museos de Tokoro y Toyo Ito.

El castillo de Imabari tiene uno de los tres fosos de agua salada de Japón y, en ocasiones, puedes ver peces marinos nadando en su interior. Su interior tiene un aspecto más moderno, con muchas exposiciones que te llamarán la atención. El mejor momento para contemplar el castillo es cuando cae la noche, porque la espectacular iluminación saca a relucir los impresionantes detalles del exterior del castillo.

En Imabari, la toalla se ha convertido en un arte. En el Museo de la Toalla de Imabari descubrirás el proceso de elaboración de las toallas. El rítmico rechinar de las máquinas antiguas demuestra la longevidad de esta apreciada industria local. Puedes intentar crear tu propia toalla y comprobar que no es tarea fácil. El museo también alberga una galería de arte creada con toallas, en la que podrás visitar sus exposiciones temporales.

En Imabari podrás disfrutar de una gastronomía rápida y deliciosa. Te recomendamos dos especialidades deliciosas de la zona: el yakibuta tamago meshi —un exquisito plato de cerdo marinado acompañado de arroz y huevos fritos— y el pollo yakitori de Imabari, famoso en todo Japón.

Si te apetece ver y descubrir más peculiaridades de la región, súbete a una bicicleta y desciende por la ruta Shimanami Kaido . Recorre sus 60 kilómetros para ver nuevos lugares, disfrutar de actividades diferentes y vivir la zona. Tu única limitación será cuánto estás dispuesto a pedalear.