TOKUSHIMA Valle de Iya Las gargantas más aisladas y espectaculares de Japón

La ubicación del valle de Iya, en las montañas de Shikoku, lo ha mantenido lejos de los caminos habituales, recompensando a aquellos que se acercan con paisajes naturales vírgenes, gargantas estrechas con ríos, puentes rústicos de parras y relajantes aguas termales.

Accede al valle de Iya desde los aeropuertos de Haneda y Narita, en Tokio, al de Takamatsu, en Kagawa, y toma un autobús directo al valle.

Las principales compañías aéreas de Japón —Japan Airlines (JAL) y All Nippon Airways (ANA)— vuelan a Takamatsu desde el aeropuerto de Haneda , y la compañía de bajo coste, Jetstar, lo hace desde el aeropuerto de Narita . Los autobuses del aeropuerto de Takamatsu van directamente al santuario Kotohira y al valle de Iya.

Varios autobuses circulan entre la estación de Hankyu Umeda, en Osaka, y la terminal de autobuses de Awa-Ikeda. Este viaje de 4 horas cuesta menos de 5000 yenes, por lo que es ideal para viajeros con presupuesto ajustado. Hay unos cinco autobuses diarios. Toma un autobús urbano desde la terminal de Awa-Ikeda hasta la zona del valle de Iya.

El valle de Iya es uno de los lugares más remotos de todo Japón. Su inaccesibilidad histórica lo llevó a convertirse en un escondite a finales del siglo XII para los miembros del clan Heike (Taira). Se dice que huyeron al valle de Iya después de haber sido derrotados por el clan Genji (Minamoto) en la guerra de Genpei, la cual abrió el camino para el primer gobierno samurái en Kamakura, cerca de Tokio.

El majestuoso río Yoshino es el más grande de Tokushima y discurre por gran parte de la prefectura, de oeste a este. Siguiendo río arriba, encontrarás los cañones de Oboke y Koboke y la entrada al valle de Iya. En esta zona hay ciervos, jabalíes y monos salvajes.

En el cañón de Oboke puedes navegar tranquilamente por el río en embarcaciones de recreo, y admirar el color esmeralda del agua y los escarpados acantilados rocosos que se elevan desde la orilla. En los meses más cálidos, uno de los pasatiempos más populares para quienes buscan una aventura más emocionante es la práctica de descenso de las aguas bravas de un tramo superior del río.

Los kazura-bashi de Iya, o puentes de la vid, son una de las vistas más singulares de la zona y se encuentran entre los tres puentes más insólitos de Japón. Estos puentes colgantes se hacían tradicionalmente tejiendo vides cosechadas en las montañas y eran infraestructuras cruciales para la gente de esta región montañosa.

Según una leyenda, estos puentes fueron construidos por los soldados Heike que habían sido derrotados y huían de sus perseguidores Genji. El balanceo del puente y las vistas del agua debajo de los pies son emocionantes. Uno de los puentes está en la aldea de Nishi-Iyayama, mientras que otros dos están situados algo más arriba, en Higashi-Iya, en las montañas cercanas al monte Tsurugi , la segunda montaña más alta de Shikoku.

El «Manneken Pis» de la garganta de Iya es otro icono de la zona. Se trata de una estatua de un niño pequeño de pie orinando al borde de un precipicio de 200 metros de altura.

Conocido como Nana Magari —siete curvas—, se considera el lugar más peligroso del valle de Iya y, según la leyenda local, la estatua fue construida en conmemoración de los viajeros que venían aquí a orinar desde la roca para mostrar su valentía.

Por la ladera de una montaña en el centro del valle de Iya Oriental, se extiende un asentamiento. El desnivel en su interior es de aproximadamente 390 m y el asentamiento se encuentra en una ladera empinada. Las casas antiguas, los muros de piedra apilados uno a uno y los campos, crean un nostálgico paisaje propio de un pueblo de montaña. Esta zona está registrada como un importante distrito de conservación nacional por sus tradicionales casas de campo con tejado de paja y sus senderos centenarios.

Los estrechos caminos de montaña favorecen una caminata lenta. Dedícales el tiempo necesario y saborea el ritmo relajado que caracteriza el estilo de vida de esta zona. Si quieres alojarte aquí, dispones de varias opciones. En la parte alta del valle encontrarás varios sitios para acampar y una granja restaurada de 400 años de antigüedad, mientras que los balnearios de Oboke e Iya son una excelente opción para relajarse y saborear la cocina local.

Una visita al valle de Iya puede combinarse fácilmente con un descenso de aguas bravas, un paseo en barco con vistas espectaculares u otras actividades divertidas en los cercanos cañones de Oboke y Koboke .