Un paseo en barco por las salvajes colinas del oeste de Kioto
El río Hozu atraviesa Kioto y la ciudad de Kameoka, al oeste. El río está flanqueado por espléndidas montañas, formando un paisaje que parece extraído directamente de un lienzo. Maravillosas durante todo el año, las montañas se visten de rojo en otoño y ofrecen vistas fabulosas que se disfrutan mejor desde un barco, como los cruceros del río Hozu.
Datos breves
Abundan las águilas, los martines pescadores y los cormoranes
Los barcos salen cada hora, o en cuanto se llenan en las épocas de más afluencia
Durante el trayecto, un bote que navega junto al barco vende comida y aperitivos
Cómo llegar
Al punto de partida del crucero se puede llegar tomando el tren JR y, después, el autobús lanzadera.
El punto de partida de los barcos se encuentra a 10 minutos a pie de la estación de Kameoka. Si quieres combinar el paseo en barco con el tren escénico de Sagano, puedes tomar un autobús lanzadera desde la estación de Torokko Kameoka.
Un viaje en el tiempo nada corriente
Tres marineros se encargan de dirigir estos tradicionales barcos de fondo plano con sus remos y palos de bambú durante las 2 horas que se tardan en recorrer los 16 kilómetros que separan Kameoka de Arashiyama.
El recorrido alterna emocionantes secciones de fuertes corrientes con tramos más tranquilos y profundos. A lo largo del camino, los 20 pasajeros podrán avistar diferentes aves y otras especies silvestres, además de contemplar las inusuales formaciones rocosas de la garganta del río Hozu.
Una arteria comercial hacia Kioto y Osaka
El río Hozu se utilizó por primera vez para transportar los troncos necesarios para construir el templo Tenryuji , el templo Rinsenji, el castillo de Osaka y el castillo de Fushimi desde la boscosa región de Tanba. Más tarde, durante el período Edo (1603-1867), un comerciante privado llamado Ryoi Suminokura despejó el río para facilitar el transporte de arroz, cereales y carbón.
Más de 100 años de popularidad
Los trenes y camiones de la modernidad volvieron obsoleto el transporte fluvial y las operaciones cesaron por completo en 1945. Sin embargo, los barcos adquirieron una nueva vida como atracción turística ya en 1895, atrayendo a más de 300 000 visitantes al año, entre los que se incluyen un gran número de celebridades y miembros de la familia imperial.
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