Una roca en forma de nariz de león en la garganta de un río lleno de peces
La erosión del río Satetsu ha dado lugar a la garganta de Geibikei, de forma muy parecida a cómo se formó la del Gran Cañón, pero a escala reducida. Hoy, a cada lado de la garganta se alzan finas paredes de rocas de 100 metros de alto.
Datos breves
La garganta mide 2 kilómetros
Geibikei se declaró Monumento Nacional en 1925
Cómo llegar
A la garganta se accede en tren, autobús o coche.
El centro de transporte más cercano es la estación de Ichinoseki. A esta estación llegan la línea del tren bala Tohoku y la línea principal Tohoku. Desde Tokio, el tren bala tarda unas dos horas y media. Desde Ichinoseki, toma la línea Ofunato hasta la estación de Geibikei, a unos 30 minutos. La garganta de Geibikei está a unos 8 minutos a pie de la estación. También puedes tomar el autobús en la estación de Ichinoseki, salida oeste, andén 3 (42 minutos), y bajarte en la parada de Geibikeiguchi. Desde la parada de autobús hasta la garganta hay unos 5 minutos a pie.
Entre abril y noviembre, hay unos tres autobuses directos desde la estación de Hiraizumi, en la línea principal Tohoku, que van hasta la garganta de Geibikei. (Nota: el horario puede cambiar debido a fechas festivas, según el año. Consulta el sitio web oficial para conocer la información más reciente).
La nariz de un león
En la garganta hay algunas rocas con formas peculiares. Hacia la mitad de la garganta, hay una roca que parece un rostro humano. Si la miras detenidamente, verás la nariz, los ojos y la boca.
Hacia el final de la garganta, hay otra que se asemeja a la nariz de un león. De ahí el nombre de Geibikei, que en japonés significa «nariz de león».
Dar de comer a los peces
El río Satetsu está lleno de peces. Si subes a la embarcación de fondo plano que remonta el río, podrás comprar comida para dársela a los peces durante el recorrido. En la entrada de Geibikei se puede comprar y degustar otro tipo de pescado.
Un santuario secreto
En una diminuta cueva a la derecha de la garganta hay un pequeño santuario. El timonel detiene la embarcación para que los visitantes puedan lanzar sus monedas a la caja de donativos. Todas las monedas, desde las de 1 yen hasta las de 500 yenes, suenan diferentes al caer dentro de la caja. Si no aciertas, probablemente lo único que escuches sean las risas del resto de pasajeros.
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